PRIMERA EDITORIAL

Hemos nacido en un mundo que nos ha enseñado a convivir con la injusticia y a aceptar sus crueles reglas de juego porque nos han dicho que eran leyes naturales contra las que no se podía luchar. Así encontramos ideas ampliamente aceptadas, como que sólo a través del trabajo personal y el esfuerzo se pueden conseguir las cosas (incluso si para ello tenemos que defraudar, engañar o robar). Y de ese modo llegamos a aceptar que nuestro vecino, nuestro hermano o nuestro representante político se lucre con sus actividades porque se lo ha currado con su esfuerzo.

El mundo que nos ha visto nacer es imperfecto, al menos en términos económicos. Un mundo perfecto sería aquel que pudiera proveernos infinitamente, pudiendo garantizar así la máxima del consumo creciente y continuado para mantener este sistema injusto. Sin embargo, este viejo mundo lleva demasiados años exprimiendose, a ritmos demenciales, y en algún momento se agotará. ¿Cuándo? Nadie se atreve a dar datos concretos, y por supuesto, quien los intuye o los sabe no está dispuesto a decirlos en voz alta.

Si hemos llegado a esta situación no nos lo dicen, aunque actúan como si hubiera ocurrido. Tensiones en Oriente. Recortes brutales en los servicios públicos. Subida de precios indiscriminada. Crisis económica. Parece que nos quieren decir "Señores, se acabó lo que se daba. Hasta ahora ha habido para todos (el primer mundo), pero lo que queda nos lo quedamos nosotros. Porque somos poderosos. Porque tenemos mucho dinero. Porque tenemos grandes influencias y grandes casas. Porque nos lo hemos currado con esfuerzo". Y la inmensa mayoría lo acepta con indignación, sí, pero también con naturalidad. Porque así nos lo han enseñado. Y así también lo enseñaremos nosotros si nadie hace nada para cambiarlo.


[Articulo de opinión]

Admin 15 de marzo de 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Adelante, no te cortes, ¡comenta!