¿QUÉ DEBERÍA HACER YO?

Hablando esta mañana con un amigo éste me comentaba acerca de pequeños empresarios sufridores que se ven obligados a soportar a trabajadores "perros y problemáticos" sin poder despedirlos porque les resulta demasiado caro. Lo que se le ha olvidado comentar es que también existen pequeños empresarios avariciosos y sin escrúpulos que no dudan a la hora de emplear tretas (cambio de turnos, lugar de trabajo, herramientas y demás cosas) para hacerle la vida imposible al trabajador y a la larga conseguir que se marche él solito sin necesidad de pagar indemnizaciones.

Evidentemente existen personas de todo tipo. Hay buenos y malos trabajadores al igual que también hay buenos y malos empresarios.

¿A qué viene todo esto? Pues porque, personalmente, no creo que la cuestión pase por señalar culpables. Ya sean unos, otros o los dos al mismo tiempo. Y cuando hablo de unos y otros me refiero a todos en general: empresarios, trabajadores, gobiernos, sindicatos, altos directivos o parados. Sinceramente, creo que la cuestión pasa por intentar buscar soluciones no por criminalizar culpables -que también-.

Creo que sería interesante encontrarnos con un gobierno que plantease fórmulas para favorecer realmente el consumo y el intercambio de dinero, y que no sólo hiciera de alumno aplicado cumpliendo con los oportunos recortes que le mandan sus profesores -BCE, FMI, Merkel-. También sería interesante unos sindicatos que además de convocar huelgas vigilasen también el abuso de poder de muchos sectores y que no participasen de él como hasta ahora. Tampoco estaría de más que nosotros los trabajadores nos implicásemos más profundamente en las cosas que nos interesan y no permanecer como simples espectadores de la película que nos proyectan otros. Tener unos empresarios comprometidos, que procurasen no sólo por su beneficio inmediato sino también por el futuro, porque un trabajador preocupado es un trabajador distraído. Presidentes y altos cargos honestos, es decir, permitiendo a terceros perseguir debidamente la corrupción, el fraude fiscal y el abuso de poder que pudieran haber en sus empresas. Y parados también honestos, que rechazasen trabajos sumergidos de los que abusan tanto los empleadores.

Si todos, absolutamente todos, pusiéramos de nuestra parte seguramente conseguiríamos acercarnos a nuestras metas a menor precio. Sin embargo vivimos en un país donde exigimos mucho pero nos cuesta un mundo dar tan solo un poco. A partir de estas ideas hemos llegado a una situación donde se piensa que si mi vecino empresario defrauda y el alcalde abusa de poder, si lo denuncio en mi sindicato se reirán de mí y la justicia nunca es justa con los pobres, el gobierno me roba y el parado se lo queda mientras trabaja en negro, ¿por qué no voy a hacer yo lo mismo? Cuando la pregunta debería ser ¿qué debería hacer yo para que todo esto cambiase?

[Articulo de opinión]

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Adelante, no te cortes, ¡comenta!