lunes, 17 de diciembre de 2012

LUTO EN CONNECTICUT

Y es que se le tienen que cruzar los cables a un tal Adam Lanza en Connecticut y dar la vuelta al mundo su matanza de veinte niños y seis adultos (entre ellos su madre y varias profesoras del colegio donde irrumpió) para que se empiecen a preocupar por el negocio de las armas en Estados Unidos y los peligros que ello conlleva (ver noticia). No quisiera parecer insensible, más bien todo lo contrario, porque las vidas de esas criaturas han sido truncadas por un loco bien armado. Porque dicho sea de paso, a pesar de que Adam padecía el síndrome de asperjed su madre bien que se encargó de instruirlo en el uso de armas, así como de la adquisición de varias de ellas. Pues este perturbado hizo uso de las armas de su madre para llevar a cabo tamaña masacre. En fin, llevamos varios días de bombardeo mediático con imágenes escalofriantes, declaraciones del señor Obama y algunos padres, pero todavía nadie ha dicho esta boca es mía respecto de la posesión de armas, su regulación o ilegalización. Al menos, digo yo, podrían hacer algún estudio psicológico a quien desee comprar una, o limitar el número de armas o la potencia, o vetar su uso sólo para las fuerzas de seguridad o qué se yo. Pero hacer algo, porque no puede ser que nos echemos las manos a la cabeza cada vez que ocurre una catástrofe pero el resto del año nos lo pasemos plácidamente sin acordarnos del diablo.



[FUENTE: eleconomista.es]

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