miércoles, 26 de diciembre de 2012

RENUNCIAR AL SUELDO PARA PROTESTAR, ESE CAPRICHO TONTO Y MAL ENTENDIDO

Y bueno, por no variar, otro día de huelga y manifestaciones en Madrid de los médicos, enfermeros y demás trabajadores de los hospitales públicos que quiere privatizar el impresentable de Ignácio González que anda ahora de presidente de la comunidad, pero no le ha votado nadie, porque es un simple sustituto que anda a sus anchas pensando que Madrid es su cortijo y los seis millones de personas que allí viven no tienen nada que opinar sobre lo que hace o deshace (ver noticia). Así pasa, que se encuentra día sí y día también con huelgas en el metro, en la televisión autonómica y en la sanidad, más otras tantas que no salen en los medios nacionales por ser demasiado pequeñas, pero no por eso menos importantes. Pues va ahora y dice que es una falta de respeto con los enfermos que los médicos lleven en huelga tres semanas y sin visos de que valla a terminar pronto. Es más, está dispuesto, como así ha dicho delante de los medios, a proponer al gobierno central que se revise la ley que nos da derecho a hacer huelga, lo que viene siendo la pataleta del niño que nunca se tiene en cuenta, porque visto sus resultados... Dos huelgas generales en un solo año, marchas mineras, manifestaciones todos los días, los médicos, los trenes, los aviones, todo cristo tiene quejas. Jamás he visto gobierno que se enemiste con tanta gente en tan poco tiempo. Pero el caso es que la estrategia de este fantoche, en lugar del diálogo y el acercamiento de las partes, propone penalizar con cárcel (y si pudiera fusilamiento) a quién le critique porque pretende salirse con la suya y privatizarlo todo, todo y todo. Lo mismo se cree que la gente hace huelgas por capricho, como si fuera valadí no cobrar nada este mes, diciembre, con las cenas de navidad, los regalos, y sin paga extra. Si realmente está tan preocupado por los enfermos madrileños, lo tiene bien facil. Que rectifique y no privatice los hospitales, así conseguirá que los médicos vuelvan a las salas... Pero lo que pretende es hacernos creer que los malos de la película son los médicos y tantos otros trabajadores, que deciden no trabajar (ni cobrar, por tanto) por simple capricho.

Se siente orgulloso uno de su clase política viendo elementos así. Y lo peor de todo, que a este señor le quedan todavía unos años en su asiento y lo que sí está consiguiendo es que le creamos capaz de todo.



[FUENTE: elpais.es]

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