miércoles, 9 de enero de 2013

SI NO QUERÍAS SOPA, TOMA TRES TAZAS

Hace apenas cinco días que desde el FMI, ese gran amigo nuestro, admitieran el error que cometieron exigiendo austeridad a los paises más afectados por la crisis (ver noticia). Si, por aquel entonces el gestor gerente del FMI era nuestro queridísimo ex-ministro Rato, ese que anda de vueltas con la justicia por el desastre de Bankia. Bueno, ciñéndonos a esa primera noticia que quería reseñar, hoy han vuelto a contra-atacar estos señores tan majetes del Fondo Monetario Internacional y han decidido presionar a nuestros vecinos portugueses para que recorten más las pensiones, despidan a muchos más funcionarios, exactamente al 20% de los que quedan, y a los que mantengan sus puestos de trabajo reducirles el salario hasta un 7% y aumentarles la jornada laboral 5 horitas más a la semana, despidos masivos de profesores, aumentar los precios de la sanidad pública, rebajar las ayudas a los parados, elevar la edad de jubilación a los abueletes, subir las tasas a los universitarios, reducir el valor de las horas extras a los médicos y aumentar la jornada de trabajo a los enfermeros, y demás pequeñeces. A que parece mentira, pues no lo es (ver noticia). Es increíble el grado de hipocresía que están dispuestos a gastar y el grado de sinvergüencería que estamos dispuestos a aguantar. Sobre todo en un país como Portugal que ya llevan muchos años haciendo lo mismo, recortando servicios, subiendo impuestos y rebajando sueldos. Todo eso, claro está, para ayudar a sus ciudadanos a salir de la crisis. La cuestión que no es a todos, sino a unos pocos acaparadores de la inmensa mayoría del capital, mientras que a millones de personas se les condena a la más absoluta miseria y sin derecho a protestar.¿¡Hasta cuando vamos a permitirles manipularnos de esta manera!? ¿Quién va a ser el siguiente? ¿Grecia? ¿Italia? ¿España? ¿Estamos dispuestos a esperar sin hacer nada hasta que se fijen en nosotros, para que cuando finalmente lo hagan -que lo harán- sigamos en las mismas? ¡Que Dios nos pille confesados!



[FUENTE: eleconomista.es]

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