martes, 14 de mayo de 2013

ANTES MUERTA QUE SIN SILLA

El caballero llamado Rajoy, al que muchos le sonará de algo quizá por ser el presidente del gobierno, afirmó ayer estar satisfecho de su reforma laboral, puesto que -según él, suponemos- ha hecho grandes logros para los españoles, como la cada vez mayor precariedad laboral, el descenso de los salarios de los que todavía trabajan, o tal vez se refería nuestro presi a los más de seis millones largos de parados (ver noticia). Es más, se atreve a asegurar que no cambiaría ni una coma de lo que dice esa reforma tan bien redactada.

Y a qué viene todo esto se estarán preguntando ustedes. Pues se lo diremos. Viene al caso de que ayer hubo una reunión del eurogrupo -porque claro, ya llevaban más de una semana sin quedar para tomar café- y se dijeron por lo visto muchas cosas. Tal vez demasiadas...

Por destacar algunas, primeramente nos elogiaron por nuestros avances en materia de recortes -como bien sabrán los residentes patrios, en eso somos líderes en Europa-. E hicieron eso para a continuación exigirnos más. Es decir, más ajustes, reformas, recortes, o como quieran llamarlos. El caso es que quieren sangre. Quieren más recorte en las pensiones, más ajuste presupuestario, y además, pretenden imponernos un contrato único. Argumentan que es una cosa de lo más milagrosa, porque por lo visto va a crear millones de empleos (ver noticia). Me gustaría a mí, y a unos cuantos más supongo, que me explicaran cómo diablos ese dichoso contrato va a crear trabajo por sí solo. Lo único que parece claro es que de ese modo pretenden igualarnos a todos. Pero no piensen mal, no van a hacernos a todos indefinidos con megaindemnizaciones y vacaciones pagadas. Todo lo contrario. El objetivo de este plan es que todo el mundo se apunte a la precariedad y al sufrimiento de no saber hasta cuando tendrá trabajo -hasta que se le antojen los... al empresario, por supuesto-.

En fin, que seguimos igual que siempre, cabezones en la austeridad aunque nos mate. O hasta que nos mate. De intentar algún cambio de rumbo, como pretenden desde París, no queremos ni hablar. No. Continuaremos apretándonos el cinturón aunque no quede ya hueco para hacerle más agujeros al cuero, o mejor dicho, plástico de los chinos. Mientras tanto, a seguir pagando cafés de 500 euros a esos representantes que tanto se reunen pero no solucionan nada...








[FUENTE: elplural.com]

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