miércoles, 20 de febrero de 2013

MARS ATTACKS

Ayer mismo, en A Coruña, una mujer de 85 años iba a ser desahuciada de su casa cuando va el cuerpo de bomberos y dice que se niega a tirar la puerta abajo. Aunque parezca el principio de un chiste, no lo es. Y es que los bomberos gallegos han decidido no participar en más desahucios porque considera que su labor es la de "prestar servicio a la ciudadanía" sobretodo en "situaciones de emergencia, como marca la ley" y no ser meros títeres de la banca ni de sus servidores en el gobierno". Pues bien, hoy, sus respectivos compañeros de las comunidades de Madrid y Cataluña han declarado su total apoyo a esta iniciativa nacida en tierras gallegas (ver noticia).
Que preocupantes resultan noticas de este tipo, cuando la cadena de mando se rompe y los soldados que no deberían estar pensando les da por hacerlo y actúan según sus conciencias. ¡Hasta donde vamos a llegar! Imaginen que mandan a un centenar de antidisturbios a disolver una manifestación pidiendo trabajo y van y se unen a la misma -porque tienen esposas, hijos o hermanos también en paro-. Imaginen, aunque sea solo por un momento, que el presidente de una sucursal bancaria les entrega un dinero en compensación por determinadas cláusulas abusivas que figuraban en el contrato de su hipoteca que no le explicó y que no quiere que se vea obligado a perder su piso por su abuso. Imaginen de nuevo algo todavía más inverosímil, pero inténtelo al menos, imaginen que un ministro reescribe una reforma que debería ejecutar quitando derechos al pueblo, de manera que con su corrección concede más. Increíble, ¿no? ¡Sería el cataclismo final!
Ahora, solo piensen en esos bomberos que después de años entrenando y preparándose para una oposición que les consiguió un trabajo fijo aunque con muchos riesgos para su vida. Piensen en las familias de esos bomberos que dependen totalmente de ese sueldo porque su mujer está en el paro y los niños que todavía tienen 6 años no pueden trabajar pero cuesta mantenerlos. Piensen en la increíble fuerza de voluntad y en esa inmensa conciencia social que ha conseguido que esos pobres que solo tienen dos manos para mantener a su familia hayan desafiado a la autoridad de sus jefes y del gobierno que los manda, aun a pesar de un posible expediente -en el mejor de los casos-, un traslado a las Islas Canarias como castigo o un despido fulminante y mal pagado -en el peor-. ¿Seríamos todos capaces de hacer sacrificios así si la recompensa fuera construir una sociedad mejor? Porque evidentemente las élites que viven en la despreocupación intentarían por todos los medios que no lo consiguiéramos, enviando policías, ejercito o hasta una invasión alienígena con tal de evitarlo, no lo duden.
Desde aquí escribo mi humilde petición de colaboración a la policía que suele acompañar en estos casos y emulen el ejemplo de los bomberos, que digan bien alto que las fuerzas de seguridad están para servir y proteger al ciudadano, escriban un rotundo STOP DESAHUCIOS en su uniforme y se nieguen a participar en este robo y abuso contra el más débil. Entre todos podemos cambiar el mundo, pero es imposible si ni siquiera lo intentamos.


[FUENTE: elperiodico.com]

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Adelante, no te cortes, ¡comenta!