lunes, 11 de febrero de 2013

TANTA GLORIA LLEVES...

Un lejano 19 de abril de 2005 el que hasta entonces había sido el Cardenal Ratzinguer fue elegido como sucesor a Juan Pablo II en la silla papal y pasó a llamarse Benedicto XVI -equis uve palito, como decían hace poco las juventudes en nuestro país-. Pues fijense, que va y nos dice hoy que renuncia al cargo porque no se siente con fuerzas para seguir en él. Según los datos de la Santa Sede, es el cuarto que elige dimitir antes de que lo encuentre la muerte, como nos venían acostumbrando desde hace ¡600 años! (ver noticia). En su corto reinado hemos visto todo tipo de escándalos sexuales cometidos por oficiales eclesiásticos, como párrocos, cardenales o profesores de religión, además de otras tantas cosas que no podría enumerar sin que me quedase una reseña del tamaño del antiguo testamento. Pero lo que sí han echado en falta, sobre todo desde dentro de la institución, es algún atisbo de reforma en su iglesia que desde hace dos mil años lleva repitiendo una serie de prácticas que hoy en día se encuentran muy, pero que muy alejadas de la realidad que nos rodea. En fin, como bien señala el artículo en el que nos hemos inspirado, este hombre al menos ha dejado el precedente de poder desvincularse del cargo y no dejar que sea vitalicio. Esperemos no verlo en ningún órgano consultivo de alguna internacional ni cosas por el estilo a las que nos vienen acostumbrando nuestra clase política...


[FUENTE: elperiodico.com]

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